lunes, 3 de enero de 2011

Capítulo 2.

Me crié en un pueblo de las afueras de Madrid, cuyo nombre no voy a revelar porque no es importante para la historia.
Mi madre era profesora en un centro de educación primaria e infantil en el centro de Madrid y mi padre era un abogado que trabajaba tambien en el centro del mismo sitio.
Mi infancia bien se puede narrar de una forma breve ya que desciendo de una familia disfuncional en la que mi padre, un hombre con serios problemas de alcohol, zurraba a mi madre por nimiedades. Cuando yo tenía 3 años se separaron, y no volví a saber nada de él.
A esa edad yo ingresé en el centro en donde enseñaba mi madre(un sitio bastante lúgubre por cierto);fue una experiencia muy traumática ya fuese por los abusos de mis compañeros hacia mi (era bastante enclenque) o bien, ya en la educación primaria con 7 años, por las deficientes notas que sacaba en las asignaturas de números y ciencias.
Ante estas observaciones mi madre hacía oídos sordos. En aquel momento yo di gracias al cielo para mi madre no me diera clase (así fue) pero ahora me doy cuenta de que aquella plegaria no fue dirigida al cielo si no al infierno donde Satanás la escuchó de buen grado y la cumplió.
A trancas y barrancas iba pasando de curso hasta llegar al primer curso de educación secundaria con 12 años.
En ese momento las cosas empezaron a torcerse.

Capítulo 1.

Hállabame yo en mi lecho de muerte pensando en como había llegado a semejante estado, respirando con dificultad con mi rostro ceniciento sufriendo la agonía de la heroína, maldiciendo con toda mi alma a ese polvo demoníaco.
Como no quería que mi experiencia quedara en el olvido, decidí garabatear mi experiencia en un papel para evitar que cualquier incauto siga la misma senda que yo y para darle una explicación a mis familiares, a los que tanto sufrimiento les he causado, ya que con la imposibilidad de hablar no he podido contarselo cara a cara, sumando, a parte, el oprobio de haber llegado a semejante estado.
El tiempo apremia y mis ultimas horas de vida se desvanecen cuán susurro en medio de una tormenta. Mientras oigo como la Muerte se va acercando lenta y sigilosamente pero de forma constante me apresuraré a redactar de una forma un tanto resumida una breve autobiografía de mi mismo.